lunes, 12 de abril de 2010

Carta para el hijo que algún día quiero tener

Hola Juan Ignacio,

Quiero que sepas que a mis 28 años aún no tengo en mis planes cargarte por primera vez y decirte que te quiero mucho y eres lo más importante que tengo; no, aún no sé si el momento, sólo que debes venir, cuando tenga que serlo, espero muy pronto. Para que me hagas dar cuenta que ese sentimiento que muchos de mis contactos pregonan es único y hermoso.

En verdad me importa un carajo que tus abuelos e incluso la misma familia me insista con tu llegada, no me importa, tampoco te puedo garantizar ser el papá guía que necesites, para eso no estoy preparado; eso si mi querido Juan Ignacio, es que te voy a proteger como no tienes idea, pero no de la forma como otras mamás gallinas lo hacen, nada que ver, esas son cojudeces, lo haré enseñándote las cosas buenas que he aprendido y muchas de tu abuelo, de evitar cagarla, y si la cagas, intenta levantarte, no hay peor cabrón que no lo intenta, y tú hijo mío, ten la seguridad que no lo eres.

No quiero martirizarte con estúpidas normas sociales ni reglas de moral, no lo necesitas, porque sé que eres bueno, eres parte de mí, rebelde, inmaduro, inseguro, arrebatado y gruñón como yo; pero también sé que adoptarás firmeza, responsabilidad, la madurez y equilibrio de tu madre, que tampoco sé quien es, pero en algún momento te traerá al mundo.

Te preguntarás algún día el porqué de tu nombre, bueno pues, Juan se llamaba tu bisabuelo, patriarca de la familia, y Ignacio, porque me gusta, y sueño que todos mis patas, y los hijos de ellos, te llamen Nacho, suena bonito, sexy y ten la seguridad que tendrás jale con las chicas, a las mujeres les gusta los nombre en diminutivo.

La verdad, no sé como aguantarte cuando llores o te pongas caprichoso, en verdad yo no me aguanto, dejemos esa chamba para tu madre; pero cuenta conmigo, cuando quieras salir a caminar, viajar, pasear en bicicleta. Para eso sirvo, para cargarte en mis hombros y sientas que el mundo es grande y pequeño a la vez, y que los límites sólo están en tu cabeza o en la cima de un nevado de Ticlio.

Tampoco te voy a imponer que te guste el fútbol, ni que seas hincha ni de la U o de Alianza, menos de Sporting Cristal como el pavo de tu tío, eres libre de elegir el equipo que quieras; pero eso sí, eres de Municipal me harás muy feliz y con gusto podré llevarte a ver los partidos y termines llorando por la derrota o la angustiante victoria, caracteres de todo buen hincha del Muni.

También espero que te guste el ron más que la cerveza, el whisky más que el pisco, y no me vengas con gustos como el vodka o el vino, que son trago para hembritas; y cuando cumplas 13 años y te pique el gusano me busques para pegarnos tu primera bomba, terminar ebrios hasta que nos orinen los perros y lo más probable es que tu mamá me dejé de hablar por una semana, así como tu abuela lo hace con tu abuelo.

Quiero que me hables de todas las cosas que quieras, de sexo, de la rica vecina del costado, de lo que le falta al carro, del próximo viaje que quieres realizar, de la diarrea que te dio por comer sanguchón en el quiosco del colegio, de todo Nacho, de forma espontánea y natural, que no tengas miedo de conversar a la franqueza conmigo ni sentir que recibirás un castigo de por medio.

Quiero que seas quien quieras ser, pero no como yo, un músico/escritor frustrado, un viajero empedernido y amantes de los autos clásicos; quiero que seas alguien que pueda sentirse seguro de sí y feliz de las cosas que haces, por eso en vez de pagarte huevadas de estimulación temprana, etc.,etc;, voy a invertir en ti chochera, en las cosas que te interesan, y si decides estudiar medicina, pues a buena hora huevón, esa profesión da plata y te vas a volver millonario pronto.

Quiero que te gusten los carros como yo, que me ayudes a lavarlos, me acompañes a repararlos, pero si no te interesa, te haré de chofer las veces que quieras, pero ni sueñes que te lo voy prestar compadre, te lo tienes que ganar. También me gustaría que te guste los viajes, hacer muchos campamentos y conversar hasta que nos cansemos, y sentir que la tranquilidad que nos brinda la naturaleza, a pesar de toda la odisea que vivimos cada día, por llegar al punto de partida, donde era otra felicidad que no volverá.

Más te vale, también que te guste el rock, pero del bueno, y en castellano que es tu lengua mater, no como el forajido de tu tío Motta, que su música para mí son chillidos muy estridentes de un perico excitado. Nada de Metallica, ni del Grupo 5, nada de perreo chacalonero ni que me voy a tonear los domingos en la tarde, si lo haces te parto en cuatro y te envío al Leoncio Prado.

Pero lo que más quiero, es enseñarte y ser tu bastón en este duro camino que se llama vida, que tengas mis gustos, y que yo comparta y respete los tuyos, que seas alguien de bien, y que no tengas compromisos sentimentales que te aten, pero quiero que seas el mejor, porque te lo mereces, porque eso quiero que seas y para eso carajo has venido.

Espero verte la cara muy pronto, y poder decirte, que tal compadre!!! Bienvenido a la vida, estoy aquí eternamente para apoyarte. Te quiero y te soy sincero, aunque aún no estás a mi lado hay momentos que me invade un sentimiento sin descripción y levanto los ojos al cielo, y siento que todo lo bueno que tengo lo he aprendido de tu abuelo, y sé que cuando estés a mi lado, cuando los dos estemos en el mismo camino, yo llegaré hacer como él, alguien de puta madre que siempre puedes contar.